miércoles, 7 de diciembre de 2011

Dormir sobre rosas

Confundió esas rosas, que eran miradas y caricias. Y algunas promesas quedando dormida en su jardín inventado. Engañándose por días, confundiendo la realidad con los sueños.

Decía que no le importaba morir por él/ellos.

Pero no era sentimiento compartido. Su amado se limitaba a bajarse los pantalones y comprar el nuevo sabor de condones para la cena. Y ella soñando con las palabras que no decía, lo abrazaba y se la comía solo por ver una sonrisa y ser la dueña de cada una de ellas.

Aunque sus amigas insinuaran que se estaba equivocando…

Esperaba abrazada a sus rosas a que llegara mintiéndola como siempre y que nunca dejara de hacerlo. Ella no entendía de mentiras ni engaños. Eran tan reales esos ojos que la condenaban, que se sentía estúpida cuando encontraba su cama vacía al despertar y descubrir que  su almohada  ya no era su pecho, que nadie respiraba sobre su pelo.

No quiso comprender que la engañaba.

Que él perdía la cabeza por alguien mucho peor, más rubia y estúpida. No quería leer ese mensaje que le decía que esa noche no podría ir a su casa, no quería ver sus fotos en internet, solo esperaba volver a abrazarlo, sin querer saber que siempre sería el segundo plato.

Durmiendo en su lecho de rosas y amor muerto, vendió sus lunas y soles por otra noche soñando.



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1 comentario:

Artemis dijo...

Decía por LDA que... le bastaba con esos pequeños momentos de felicidad para hacer un ramo de recuerdos a los que aferrarse, aquel día que decidió cerrar los ojos y vivir su propio sueño, ajena al resto del mundo, ajena a la realidad.
Nunca me atrevería a afirmar que no es más feliz que otros, aunque estos otros no quisiéramos vivir con el cadáver de un sueño.
Me encanta encontrarte por aquí.
Un besazo Gemes.