lunes, 11 de febrero de 2013

Matrimonio

Si el matrimonio es algo, es unión para siempre. Muchos dicen que se trata de un contrato o incluso de una celda sin rollo para limpiarte cuando cagas. Los que lo hacen por interés, suelen decir el “si quiero” con una sonrisa doblada, mientras la orquesta toca la típica canción que resuena en la iglesia. Algunos matrimonios son bendecidos por curas demasiado preocupados en mirarle el culo al niño que lleva las arras, o quizás a mitad de su entretenido discurso inste a la madrina a que se tape un poco el escote.

Suele ser arroz arrojado con furia en las escaleras de la iglesia. Suele ser alcohol para todos, hasta para ese primo que recién cumple los quince.

Los casados suelen tomar café los días de lluvia, abrazados en el brasero. Haciendo cuentas para que las hipoteca no los entierre. O pensando en que gastar la herencia cuando alguno de los viejos palme. Si no hay amor serán horas de espera, horas de bar. Ahora cuernos y mañana sonrisa y paz falsa. Los niños te cambian. Te atan. Quizás la rutina sea demasiado y te alejes con una maleta gastada y con el llanto de tu familia rota a tus espaldas.

A todo esto, ayer se casaron dos hombres en mi barrio. Por supuesto no en la iglesia. Ninguno de los dos esperó en el altar. Casi no hubo familiares, ni sobres de dinero con cantidades infames. Creo que se querían. Me convenció su sonrisa y como se miraban. Algunos viejos desearon entonces, cuando los vieron pasar juntos abrazados con sus trajes de pingüino, coger el periódico la Razón enrollado y atizarles camino abajo. También escupieron y maldicieron (muy católicos ellos) a aquellos maricones felices.

Joder no se le puede llamar matrimonio. Les parece imposible, increíble, fastidioso, terrorista, comunista, diabólico y vicioso. Prefieren respetar su biblia, que si es muy fácil de creer.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Dormir sobre rosas

Confundió esas rosas, que eran miradas y caricias. Y algunas promesas quedando dormida en su jardín inventado. Engañándose por días, confundiendo la realidad con los sueños.

Decía que no le importaba morir por él/ellos.

Pero no era sentimiento compartido. Su amado se limitaba a bajarse los pantalones y comprar el nuevo sabor de condones para la cena. Y ella soñando con las palabras que no decía, lo abrazaba y se la comía solo por ver una sonrisa y ser la dueña de cada una de ellas.

Aunque sus amigas insinuaran que se estaba equivocando…

Esperaba abrazada a sus rosas a que llegara mintiéndola como siempre y que nunca dejara de hacerlo. Ella no entendía de mentiras ni engaños. Eran tan reales esos ojos que la condenaban, que se sentía estúpida cuando encontraba su cama vacía al despertar y descubrir que  su almohada  ya no era su pecho, que nadie respiraba sobre su pelo.

No quiso comprender que la engañaba.

Que él perdía la cabeza por alguien mucho peor, más rubia y estúpida. No quería leer ese mensaje que le decía que esa noche no podría ir a su casa, no quería ver sus fotos en internet, solo esperaba volver a abrazarlo, sin querer saber que siempre sería el segundo plato.

Durmiendo en su lecho de rosas y amor muerto, vendió sus lunas y soles por otra noche soñando.



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lunes, 24 de octubre de 2011

Lágrimas de lluvia

Sus lágrimas podrían contar cada segundo que había sufrido mirando por aquella ventana muerta, pensó mientras acariciaba su espalda viéndola llorar también a ella.

Solía mirar por la ventana cuando ella no estaba. O la estaba esperando. Tantos minutos y horas… Fumaba sentado en la silla sabiendo que ella odiaría ese olor en su boca. Pero necesitaba matar al tiempo, a sus ansias y preguntas que se borrarían al sonar el telefonillo. O reconocer a las horas que no vendría.

Y adoró aquellos minutos fugaces del reloj cuando estaban cerca. Siempre corrían rápido y a veces eran desaprovechados y ambos fingían que eran otros ellos, por obligación y él sentía quererla más en cada momento y cada sonrisa.

Conviviendo en dos mundos. En los que su risa era preferencia y paz. Paseaban sin pasear imaginando la perfección que llegaría y cada día todo iba a ser mejor, pero era siempre lo mismo.

Viendo el final en cada parte y sueño, no importó para nada tanto cariño. No le importaba eso al resto o al puto destino, pensaba él en cada momento que se marchaba o desaparecía.

El calendario marcó sentencia un día que ya no recuerda. El tiempo con ella no se podía medir por el calendario. Por eso, no podía recordar aquel diciembre o marzo, ni si fue dieciocho o doce.


Recordaría cada momento después cuando la batalla ya estuviera perdida. Consumiendo costo, mirando los tejados y los pájaros que anidaban en ellos. Como volaba el humo, perdiéndose en las gotas escupidas por un cielo gris y triste.

martes, 13 de septiembre de 2011

Bala a Bala

El disparo que debería haberse alojado en alguna parte entre mis costillas atravesó su pecho. El tiempo se detuvo mientras el corría para atrapar la bala. Cayó de espaldas a mí y pronto la sangre rodeaba su cuerpo inerte en el suelo.

Quise gritar. Pero no encontraba mi voz en ninguna parte. El eco del disparo parecía no desaparecer. Mi cabeza latía, mi cuerpo latía y mis ojos que al principio no veían, vieron pronto la pistola de mi compañero en el suelo y también a su asesino que me apuntaba de nuevo. Pero vi todo con un solo vistazo, en segundos ya agarraba la pistola y una bala voló hasta estallar en su cuello, haciendo que mucha sangre saliera disparada hacia el suelo, con un gran chorro.

Corrí hacia mi compañero rezando para que no fuera tarde. Mientras buscaba en el pantalón mi móvil. Respiraba con dificultad. Mirándome. La ambulancia estaba de camino, pero sus ojos se cerraban lentamente. Quizás lloré mientras puse mi cabeza sobre su pecho (que aún sangraba) y sentí latir su corazón de forma pausada.

Fue cuando cogí de nuevo la pistola y vacié el resto del cargador en la cabeza de ese hijodelagranputa. Bala a bala. Pronto una masa uniforme de huesos y pedacitos de cerebro es lo que quedó de su cara.

Comprendo que me quitaran la placa el mismo día que me quitaron a mi compañero. Pero no creo en sus informes y que me etiquetaran de perturbado. Por hacer justicia. Por ver la sangre del que yo quería en el suelo, cuando ya no tendría compañero que me salvara la vida.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Lavativa política

A la hora de cenar me trajeron de nuevo aquel yogurt. Pensé que si volvía a tomarme uno cagaría mis putas tripas al día siguiente. Pero me lo comí, no podía moverme, no podía decir a nadie que se metiera ese yogurt por el culo, quizás mañana ni tan siquiera tendría esa lavativa de danone para la cena.

Cuando estas atrapado, inmóvil y dependiente aprendes a no quejarte. Aprendes a valorar la mínima muestra de solidaridad y a veces debes conformarte. Sonríes con la mínima migaja de ayuda, aún no queriéndola, aún no gustándote; agradeces el gesto.

Pero no es lo mismo que te hagan sentir dependiente y que para colmo te den mierda a la hora de comer. Que te obliguen a agradecer desperdicios y parecer contento por el trato. No es lo mismo que te conviertan en pobre por cifras de un cuaderno.

Cuando cada cuatro años se abren las urnas veo como millones de personas se acercan para depositar un papel con el nombre de su camarero de mierda favorito, buscando entre las opciones la ración menos olorosa o más consistente.

viernes, 26 de agosto de 2011

Como todos

Si no me quieren en este paraíso maldito bailaré con diablos. Entre candelas, largas llamas, mejores almas. Pecadores y ateos, maricones y chicas viciosas bonitas. Entre todo este fuego bailaré y seré otro demonio, si no me quieren en este paraíso.

De guerras y sangre, muertes y violaciones, robos, maltratos, desprecios. Jamás encontraré lugar entre las nubes. No habrá lugar para el que no se conforma o el diferente. Si no me quieren entre las nubes, volaré bajo tierra, cuando muera…como todos.

No me importa la edad, yo solo quiero danzar en las llamas que me queman. Prender fuego a este polen y ser un paria, apartado, sin destino. Fuera del cielo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Mi voto

Como siempre los culpables son los sometidos. No los que someten, engañan y ocultan. Tampoco se intenta atacar la raíz del problema, que a nivel mundial clasifica según la cantidad económica a las personas y deciden quien tiene derecho a vida y quien está sometido a la esclavitud perpetua.

Aunque nos hagan creer que la vida es el trabajo y un ocio limitado en las pocas horas en las que no tienes que llevar a cuesta tus obligaciones, mientras observamos cada día como viven en el lujo cuatro con corbata que prometen ser salvadores. Y son todos iguales.

Ir a votar es un derecho. Aunque algunos se alteran y quieren convertir en obligación que tu elijas a cualquiera de los mamones de turno. Son todos iguales. Porque los políticos son menos personas que cualquiera. Se reparten entre ellos beneficios, repartiendo a cambio las sobras para que nadie hable más alto de la cuenta.

Desde el punto cero al final me paso por los cojones la constitución, la biblia de nuestro tiempo. Enterraría la palabra democracia acompañada de cada político mentiroso que la pronunciara.