sábado, 19 de junio de 2010

Brindis con Trevor Reznik

Culpable de su pena dejó de comer. De dormir. Jugaba con sus dedos largos y delgados (dedos de hueso) a acariciar los muslos de una puta a la que acogió en su casa. No soportaba su pena, lo peor era cuando sonreía en día de tortura.

Sus ojeras cubrían ojos locos. La oscuridad le vencía. Pasaba horas buscando la palabra exacta jugando al ahorcado contra sí mismo. Putrefacto, herido, abandonado.

Fue su recuerdo lo que le consumía. Descubriéndolo se engulló amargamente.



2 comentarios:

Icegirl dijo...

Chico salaoooo aki vengo ha hacerte uan visitilla XD jaja, aunk hace uan pila k no entro en los blogs; ni kiera en el mio...juas!!!!
Un besoteee!!

Guemes dijo...

Que bonita siempre la tuya compania chica salada :).

Un beso enorme.